Que nuestra propia piel sea un control táctil no es algo
nuevo. Microsoft ya probaba algo similar hace 4 años. Pero entonces el sentido
no estaba demasiado claro, algo que no ocurre con el desarrollo que están
probando en la Universidad de Carnegie Mellon.
Allí, los smartwatch ganan un espacio esencial para su
control gracias a nuestra propia piel. Por medio de unos pequeños láseres (4),
unos botones virtuales con sus iconos y todo, son proyectados sobre la piel al
tiempo que unos sensores de infrarrojos vigilan cuándo nuestros dedos hacen
contacto con cada icono para replicar dicha acción en la interfaz del reloj
avanzado.
Este añadido, que necesita todavía una mejora importante
para que los fabricantes puedan tenerlo en cuenta, podría implementarse según
sus creadores por menos de 2 dólares por dispositivo. Quizás así, el control de
los muy bien diseñados smartwatches, gane en eficiencia.
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