Jordan Belfort no niega que su vida en la década de 1990 se
trataba solo de drogas, prostitutas y hacer estafas millonarias a la gente.
Hay una razón por la que se le apodó el "lobo de Wall
Street" y pasó un tiempo en la cárcel.
Ahora él quiere que el mundo, incluyendo a sus 1.500
víctimas, lo vea más como una oveja que como un lobo, mientras que intenta
reestructurarse como orador motivacional.
"Me he redimido. Hago lo correcto todos los días",
dijo la noche del miércoles en un auditorio abarrotado de un evento organizado
por el 92nd Street Y y el Forum on Law, Culture and Society de la Escuela de
Derecho de la Universidad de Nueva York". "Estoy entregando todas las
ganancias a las personas que perdieron dinero".
Belfort está obligado a pagar 110 millones de dólares en
restitución a sus víctimas, a pesar de que todavía se refiere a ellos como
"inversionistas". Hasta ahora ha entregado cerca de 11 millones de
dólares.
La mitad de todos los ingresos que recibe de las ventas de
libros, discursos y película del 2013 "El lobo de Wall Street",
protagonizada por Leonardo DiCaprio, deben ser destinados para sus víctimas.
Pero algunos han planteado preguntas sobre si se está dando esto. Ha esquivado
el tema en eventos públicos y se salió de una entrevista que se le hizo al
respecto en un programa de televisión australiano.
Belfort afirma que siempre idolatró al codicioso Gordon
Gekko de la película "Wall Street" de 1987.
"El mayor problema es que Gekko no pagó lo que hizo en
la película", dijo. "Por lo menos en 'El lobo de Wall Street', lo
pierdo todo. Voy a la cárcel".
Belfort pasó 22 meses en una prisión. Pudo haber estado en
prisión por más de 30 años, pero cooperó con los fiscales federales para hacer
caer a otros en el esquema de manipulación de acciones de la que él formaba
parte, y se las arregló para obtener una sentencia mucho más liviana en el
proceso.
"Tomo muy en serio el hecho que ha enderezado su vida.
Ha tratado de cambiar su vida", dijo Daniel Alonso en el evento del
miércoles, quien apareció junto a Belfort. Alonso es ex asistente del fiscal
federal quien estuvo involucrado en el caso.
Pero para mucha gente, es difícil pensar en Belfort de otra
manera que no sea un ladrón.
Él aún se ve antes que nada como un vendedor experto.
"El dinero es como el alcohol. Te hace más de lo que ya
eres. Si eres un imbécil, te hace aún más imbécil", dijo.
Belfort comenzó como un corredor de bolsa y pasó a fundar su
propia firma de corretaje, Stratton Oakmont, la cual en realidad se encuentra
en Long Island, no en Wall Street. Él inventó el apodo de "lobo de Wall
Street".
Belfort y sus conspiradores tenían acciones baratas que a
propósito vendían a otros a un precio mayor.
"No pasaba un solo día en el que no hubiera una voz en
el fondo de mi cabeza que me dijera: '¿qué diablos estoy haciendo?'",
dijo, señalando que su vida cambió radicalmente el día que uno de sus
co-conspiradores le entregó una bolsa con 300.000 dólares en efectivo.
Alonso, el ex fiscal, dijo que la película tiene muchas
cosas correctas, especialmente cuando se trataba de representar cómo se llevan
a cabo los tratos secretos con los banqueros suizos y otros.
"Es relativamente preciso, incluso en términos de
corrupción", señaló Alonso.
Belfort todavía recibe varios cientos de correos
electrónicos y cartas al día acerca de la película. Ha aprovechado su fama en
una gira de conferencias mundial, incluyendo conciertos en eventos
corporativos.
"Si quieres aferrarte a los errores que cometí hace 25
años, esa es tu prerrogativa", dijo.
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