Hombre de edad mediana, hipertenso, diabético, con colesterol
elevado, sedentario, fumador y obeso o con gran cintura abdominal, es el perfil
más extendido del paciente, al que se le suele relacionar con el síndrome
metabólico. «Este paciente padece disfunción orgánica en el 100% de casos»,
asegura este experto.
«A partir de aquí podemos jugar quitando o poniendo
factores», pero si presenta como mínimo dos de estos elementos, la probabilidad
de que padezca o vaya a padecer disfunción eréctil es muy elevada, destaca el
miembro de la comunidad médica Saluspot, quien recuerdan que se debe
diferenciar la disfunción de tipo orgánico y la de tipo situacional, que es la
más frecuente.
Causas más frecuentes
Las disfunciones de tipo situacional se producen sin que
intervenga ninguna causa física o patología orgánica; las disfunciones
orgánicas son las que se deben a causas físicas o patologías orgánicas siempre
con una afectación vascular.
Las más frecuentes son la hipertensión arterial, la diabetes
mellitus, la obesidad, la hipercolesterolemia (exceso de colesterol) y los trastornos
hormonales. Algunos fármacos también tienen íntima relación con ellas, como los
antihipertensivos, los antidepresivos, entre otros.
Por último, otra causa física clara es la hipertrofía
prostática, especialmente si ha habido una intervención quirúrgica de próstata.
Podríamos citar también traumas a nivel medular o vertebral, cirugía testicular
u otras intervenciones urológicas, así como algunas patologías como torsión del
pene o la enfermedad de la peyronie.
Por otra parte, el doctor recuerda que «no hay ningún estilo
de vida especial, ni por supuesto la edad, que predisponga más o menos a
padecer una disfunción eréctil», no obstante advierte de que «hay muchos
pacientes usuarios de gimnasios que toman hormonas para muscular y que padecen
disfunción eréctil, debido a este uso inadecuado de sustancias esteroides».
Por otra parte, salvo evitar comidas y régimen dietético que
predisponga a la obesidad, la hipercolesterolemia e hiperlipidemia, además del
alcohol, no hay ninguna alimentación que predisponga de forma especial a la
disfunción eréctil.
¿Afectan los problemas psicológicos?
Este experto, recuerda que muchas veces el origen de la
disfunción eréctil puede ser psicológico. «Una situación patológica de tipo
orgánico que produce una disfunción puntual acaba generando una situación
psicopatológica que resulta en una disfunción psicosomática», afirma.
Entonces la pregunta que se hace el médico es si la
disfunción es orgánica o psicosomática. «La mayoría de veces son de tipo mixto,
ya que una disfunción inicial de tipo orgánico acaba causando un trastorno
psicológico en el paciente que genera una continuación de la disfunción y
entonces dejaría de ser solo orgánica y pasaría a ser también psicosomática»,
explica.
Aunque, más que saber si la disfunción eréctil se debe a
problemas físicos o psicológicos, «el paciente debe conocer perfectamente qué
es lo que siente, qué le ocurre, cuándo y con quién, si siempre o a veces. Una
vez tenga claras estas preguntas, debe consultarse con un especialista».
El diagnóstico se basa en una historia clínica completa. Se
complementa con unas pruebas de doppler vascular para ver la circulación
peneana. Una ecografía completa urológica y analítica hormonal, que nos darán
una idea de posibles trastornos orgánicos. Por otro lado se realiza una batería
de test para valorar un posible origen psicosomático. Con todas estas pruebas y
teniendo como base la entrevista personal del médico especialista con el
paciente, se hace un diagnóstico de presunción que se ha de corroborar con la terapia
y el resultado que se obtenga.
Relación con otras enfermedades
El doctor Lao Burón advierte que, desde su experiencia, ha
comprobado lo que muchas investigaciones vienen anunciando: que la disfunción
eréctil es un síntoma centinela de una enfermedad cardiovascular.
«En mi propia experiencia, tengo recogida una casuística de
98 pacientes que consultan por disfunción eréctil y que, en la historia
clínica, informan que han tenido anteriormente un infarto agudo de miocardio.
Cuando se les pregunta desde cuándo presentan la disfunción, la respuesta es
casi siempre uno o dos años antes del infarto, pero que obviamente no se
consultó o no se comentó al médico de familia», explica.
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